16.3.10

Yo estoy aquí

Hoy por la mañana, al ir sobre el camión hacia la escuela, me dí cuenta de la ausencia de la gente. Iba escuchando música, no recuerdo qué exactamente, pero sí recuerdo que ayudó a que aquello que sentí se sintiera de tal forma. La gente se veía perdida en la calle, el carro, la casa, el negocio, y hasta en el aire que a mi me parecía por demás agradable. No tuve que fijarme mucho en mucha gente, sino poco en poca, para darme cuenta de sus rostros, de como ellos no se encontraban ahí. Nada más se movían, veían para enfrente o atrás, o cualquier otra dirección, porque tenían que hacerlo. Inercía. Algunos ojos se veían tristes, otros por demás perdidos, pero siempre ausentes. Como preguntandose ¿Por qué hago esto?, ¿Qué haría yo en aquel lugar en este mismo momento?, ¿Por qué estoy aquí?. Sin rumbo.

Sentí miedo, algo que no es muy común. Angustía también, y algo de enojo, ya que por un pequeño momento la idea de preguntarme sí yo mismo me preguntaría lo mismo que ellos, me pasaría por la mente... Pero me rehusé, aunque sí lo pienso un poco, fue inevitable hacerlo. De lo contrario no escribiría esto.







Sin embargo algo más me mueve. Ya no soy el único motor de mi vida, y eso tal vez, puede que forme aquello que tan difícil nos es de definir, aquello que llamamos felicidad.

Mon petit tendresse.

2 comentarios:

LittleOurs dijo...

Eso es lo bueno de cuando se presentan ese tipo de situaciones: tener algo te que mueva.

Porque cuando puedes separarte del entorno, ver todo desde otra perspectiva y darte cuenta de que tú puedes formar parte "del montón" es difícil no caer en el mismo estado de letargo.

Nos da gusto que tú no hayas caído.

Pablo dijo...

LittleOurs, éste Pablo no caerá nunca. Afortunadamente tiene gran voluntad, y como ya sabemos, hay algo externo que lo mueve. Muy bonito, por cierto.

Del montón no forma parte, es un infimo granito fuera de él.





¡Muchas gracias por visitar este blog, LittleOurs! ¡Tengo lectores de nuevo, y eso es genial!