14.8.10

Singing in the rain

Sí, medio canté a lo Alexander DeLarge. La verdad me alegró y gustó mucho estar en la casa cuando empezó a caer la tormenta de esta noche. ¿Por qué? Es fácil, siempre estaba en otro lugar de la ciudad las últimas veces que había llovido. Hacía no-sé-cuantos-meses no veía llover así, y los más importante, había olvidado lo bonito que llueva en mi colonia. Hasta se lo dije a madre, y ella se sonrió; también andaba feliz. Además de mucha agua fría y viento heladito, hubo mucha luz en el cielo, y por supuesto, lo que la ocasiona. ¿Alguna vez han estado lo suficientemente cerca del punto de donde sale un rayo como para sentir su energía al chocar con tierra? No creo que sea algo que aguién quiera o planeé, pero sí es así los saludo, porque son de los míos. Vaya experiencia que es, no sólo por lo peligroso, sino también porque se trata de energía pura. Todo tu cuerpo se carga de ella, y se siente muy genial, cuando salen bien las cosas, claro está. Suena a mil bombas en la tierra, después del zumbido de milésimas de segundo. Primero luz y luego sonido, la física no falla. Así pues, llovió, me bañé sin querer fascinado por lo que hacía mucho no pasaba, canté, me resbalé dos veces y me reí bastante, todo se sintió ligero. Pero sobre todo recordé todas la veces que hemos dicho que somos tan parecidos en muchos aspectos, en las veces que lo he leído en tus palabras, y sólo me queda decir que sí, los somos. Y si cuando la lluvia llega a la ciudad y cada uno la recibe de la forma que los dos lo hacemos, porque nos gusta tanto, la experiencia de contemplarla en un lugar para y por los dos, se volverá el doble de genial y de bonita.





Pronto...

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